Vaya por delante que no hace falta ser fan del agente 007 para leer este texto. También hay otra realidad: es muy probable que cualquier persona leyendo estas líneas haya visto una o más de las 25 películas de James Bond que se han estrenado desde 1962.
007 es la tercera franquicia más taquillera de todos los tiempos. Pero James Bond es también, a día de hoy, una franquicia congelada en un limbo. Desde que Daniel Craig colgó el smoking en 2021, no se ha anunciado sustituto. Tampoco hay guión, ni director al frente del proyecto.
Pero la primera vez en años que Bond acaparó titulares a nivel mundial fue cuando la pasada semana se anunció que Amazon compraba los derechos del personaje a los Broccoli, la familia de productores que ha gestionado la franquicia desde hace más de sesenta años. Mil millones de dólares tienen la culpa. Mucho dinero, pero comparativamente un precio muy inferior al que Disney pagó por Marvel -4.000 millones en 2009-, Pixar -7.400 millones en 2006- o Star Wars -otros 4.000 millones en 2012
.El problema principal de Bond es que, durante más de seis décadas, el único foco de sus productores ha sido hacer películas. Todo lo demás, desde videojuegos hasta merchandising, ha sido secundario.
Eso, en manos de Amazon, va a cambiar: la compañía de Jeff Bezos no entiende a James Bond como una franquicia de cine, sino como una marca. Y las marcas, hoy, se construyen en múltiples puntos de contacto, formatos y audiencias.
¿Qué podemos esperar ahora?
Primero, convertir una serie de películas protagonizados por un espía británico en un universo de historias. Es tentador ponerse a hacer chistes sobre un posible spin-off de Moneypenny, la secretaria del MI6, o sobre el origen de Ernest Stavro Blofeld, el archienemigo de Bond.
Pero la realidad es que en los últimos años hemos visto historias de Star Wars sin los Skywalker -desde largometrajes como Rogue One hasta series como The Mandalorian- videojuegos superventas basados en Spider-Man o Batman o, últimamente, una serie con éxito de público y crítica a partir de un enemigo del hombre murciélago tan aparentemente nimio como El Pingüino.
Segundo, extender el número de colaboraciones entre 007 y otras marcas. Bond fue pionero en formatos ahora ya clásicos como el product placement, desde su famoso Aston Martin hasta, en los últimos años, la cerveza Heineken. Ahora tiene que dar un paso más y apoyarse en otras marcas para alcanzar a nuevos públicos.
Tercero, actualizar los códigos narrativos de Bond. Esto implica:
Nuevas sensibilidades: los últimos films de 007 fueron escritos por una pareja de escritores británicos sesentones, difícilmente capaces de conectar con un mundo donde la masculinidad tóxica está en retirada. De la misma forma que los hombres se han tenido que reinventar, Bond debe reconfigurarse para seguir siendo relevante.
Talento top: con la excepción de Sam Mendes, Bond ha sido históricamente dirigido por directores de perfil bajo. Quizá sea la oportunidad de poner a Christopher Nolan a los mandos -se ha dejado querer en más de una ocasión- o, incluso, de convencer a Steven Spielberg para que haga el Bond que tiene en el corazón desde que escribió la primera Indiana Jones.
Nuevos formatos: las historias de James Bond no deberían limitarse a una película de dos horas y media cada tres o cuatro años. Novelas gráficas, videojuegos, series en Amazon Prime, integraciones en universos como Minecraft o Fortnite… son algunas de las ideas que estarán sobre la mesa de Jeff Bezos.
Hay motivos para ser optimistas sobre el futuro de 007: vivimos en un mundo donde vuelve a dar más miedo Putin que la IA, donde un conflicto nuclear no parece una quimera, donde el Reino Unido está saliendo de su aislamiento, donde la carrera espacial vuelve a estar sobre la mesa y donde el hombre más rico del planeta es un villano de película de James Bond.
Y, además, las grandes franquicias están en un momento de duda: Marvel ha tenido que recurrir a Robert Downey Jr. para recuperar la magia perdida. DC se juega el todo por el todo con el Superman de James Gunn, Harry Potter está preparando una serie de TV después de veinte años de parón, Star Wars genera dudas…
El mundo sigue necesitando héroes, y Bezos, Jeff Bezos lo sabe.
Señales débiles
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Una cosa más
Nunca había visto pintar un país con un formato de “100 estadísticas en orden de 1 a 100”, pero creo explica muy bien esa sociedad.
Y un bonus track
Me apostaría algo a que pocos de los coches más vendidos a nivel mundial en 2024 estarán en el mismo ranking el año que viene.